viernes, 26 de septiembre de 2008

Paul McCartney e Israel

El Mundo

APOTEOSICO CONCIERTO DEL EX BEATLE EN TEL AVIV

McCartney e Israel saldan una deuda de 43 años

45.000 personas presenciaron el concierto del cantante británico 


SAL EMERGUI

TEL AVIV.- 140 intensos minutos hicieron olvidar 43 años de ausencia. Paul McCartney-cuya llegada a Israel al frente de los Beatles fue vetada en 1965- hizo vibrar y soñar a 45.000 almas agolpadas anoche en el Parque Yarkón de Tel Aviv. Pasión, nostalgia y ritmo para una ciudad entregada a Sir Paul, que ofreció el mejor concierto en Israel de la última década. A cambio de sudor, talento, simpatía y muchas palabras en hebreo, McCartney se lleva a su país el cariño ilimitado de los israelíes. Y tres millones de euros a su cuenta bancaria. "Se los ha ganado", opina un fiel seguidor.

Una actuación intergeneracional, ante adultos de 8 años y jóvenes de 80. "Le he dicho que los Beatles han vuelto a unirse y se lo ha creído", bromea Michel, el nieto de un abuelo que se olvidó por unas horas de su hernia y depresión.

A las 20.27 de la noche y vestido con una chaqueta negra y una camisa rosada, McCartney apareció en el escenario (900 metros cuadrados) construido para la ocasión. En ese momento, Tel Aviv se paralizó. Aunque no le hacia falta, la estrella de Liverpool se esforzó en gustar con un inesperado repertorio en hebreo. Tras la primera canción, Hello Goodbye gritó: "!Shalom Tel Aviv, Shana Tova!" (Hola Tel Aviv, feliz año nuevo) con la mente puesta en el lunes cuando Israel y el pueblo judío celebran su inicio de año. También exclamó "Ramadan Karim", en referencia al mes más sagrado para los musulmanes.

"Este es el mejor regalo de fin de año que me podían dar. Qué grande es!", exclama Shahar, una estadounidense que desde hace 25 años vive en Israel . 25 años con McCartney en la maleta, en el coche, en el trabajo, en la casa e incluso en su vientre. "Se puede decir que mi hijo Noam escuchó los Beatles ya con sus primeras pataditas antes de nacer", confiesa. El hijo asiente con la cabeza y enseña la camiseta en honor a su ídolo. "Desde que soy niño, los Beatles han formado parte de mi vida y estar aquí en Tel Aviv a pocos metros de McCartney es increíble".

Derroche de energía

A sus 66 años, a Sir Paul le sobra la energía o, al menos, es lo que demostró en Tel Aviv. Historia e histeria se apoderaron de hombres y mujeres, laicos y religiosos, jóvenes y jóvenes de espíritu. Moti, un fiel de los Beatles llegado desde la norteña Haifa, se sabe de memoria todas las canciones. "Es una jornada histórica y por eso creo que mis hijos deben ser parte de esta experiencia", nos dice mientras su hija Sharon de 11 años presume de papa enrollado.

22.00h. Extásis total. Entre fuegos artificiales y un espectacular juego de luces, McCartney se sentó ante su piano y cantó Live & Let Die. De las 30 canciones elegidas, muchas de su nueva carrera iniciada en 1970 con la desintegración de los Beatles. Los éxitos de la banda de Liverpool fueron los más cantados y aplaudidos. Su Yesterday en solitario y con guitarra en mano izquierda provocó más de una lágrima de emoción.

"Este es un momento histórico, algo irrepetible. Algún día se lo podré contar a mis nietos. No es un cantante más, es un mito, una época!" exclama un señor de unos 50 años que no sabe si reír o llorar. Miles de personas unidos por el hombre que aun domina la guitarra, enamora con el piano y hace muecas a las chicas de la primera fila.

Para todos los públicos

El recital de McCartney sirvió también para diferenciar entre ricos y pobres. La mayoría pagó 100 euros para estar en el césped y vivir una experiencia más pasional y menos dolorosa económicamente. Más cerca del ídolo pero de pie y en una marea humana. En el segundo escalón social, los que que desembolsaron 300 euros para sentarse en una cómoda tribuna llamada VIP. Pero como en este país todo se sirve a lo grande ya sea una ensalada o una protesta, hubo también sala SUPERVIP, otra tribuna donde varios centenares gastaron 1000 euros a cambio de una teórica mejor visión, abundante surtido de comida y alcohol.

Roni Mana, uno de los empresarios de este ambicioso proyecto (6 millones de euros de inversión), organizó una fiesta privada en su discoteca en el Puerto de Tel Aviv para recibir al ilustre invitado.

"Vaya estupidez que no pudiera venir en 1965. Aunque con retraso, hemos rectificado", dice Shalom, de 70 años, acompañado por su nieta. McCartney dialogó en hebreo con el público en más de una ocasión. El mítico Hey Jude lo convirtió por un momento en Aalan Jude, usando el término coloquial hebreo que significa "qué tal". También empleó esta lengua- gracias a chuletas bien colocadas - para dedicar Something a George Harrison y A Day in a Life a John Lenon.

'Israel loves U Paul'

Aunque parezca increíble la prensa israelí coincide en piropear a la organización, al público, a todos... Israel loves U Paul es el slogan. La veterana estrella ha servido de tranquilizador y válvula de escape de un país que en pocas horas volverá a tratar la corrupción de su primer ministro dimitido, el conflicto con los palestinos o el último discurso del presidente iraní, Mahmud Ahmadinayad.

"El sueño se acabó y fue muy real", escribe un columnista. Para los servicios de seguridad ha sido una pesadilla. Las amenazas de muerte, proferidas por un radical islamista por actuar "en el ente sionista y ocupante", fueron tomadas muy en serio. Escoltas privados, policías y el refuerzo invisible de los servicios secretos han acompañado cada paso suyo en Tierra Santa.

"Vengo en un mensaje de paz. No canto para los gobiernos sino para los pueblos", ha repetido para aplacar las criticas de algunos grupos palestinos que le exigieron boicotear a Israel. Tras salir de la Basílica de la Natividad de Belén, el cantante afirmó: "He puesto una vela por la paz en todo el mundo y en especial para Israel y Palestina". Su deseo de trasladarse a la capital palestina (Ramala) fue desestimado por los servicios de seguridad del consulado británico.

Cuando McCartney dio por finalizada la actuación, el público le pidió más. Con la flema británica y sonrisas, respondió: "¡Iros a dormir!". Y se despidió en hebreo: "Nos volveremos a ver".



martes, 9 de septiembre de 2008